sábado, junio 10, 2006

La temporada de playa, tendrá que esperar.

Durante estos pasados días, y visto ya el buen tiempo que estábamos teniendo, pensábamos que hoy sábado inauguraríamos la temporada de playa 2006.

Esas playitas del Maresme (tanto las "no textiles" como las "textiles"), las estábamos esperando desde hace semanas.
¡Que ganas que tenía yo de ir sacando el biquini del fondo del armario y de comenzar con los bañitos de sol tumbada en la arena!

¡¡Pues no!!

Día nublado en Barcelona, y se acabó lo que se daba.

En fin, por aquello de animarnos, cuando acabemos de comer, y para que el compañero no se me apalanque en el sofá a ver los resúmenes de partidos de futbol, le propondré una partida de Monopoly en su versión "Monte de Piedad"
Es una variante que se me ocurrió, hace unos años, estando de vacaciones en Cuba. Debido a la amenaza de un huracán que rondaba por las proximidades, no podíamos salir del hotel, y para entretenernos únicamente teníamos el pequeño Monopoly de bolsillo que llevo siempre metido en la maleta, por si acaso alguna tarde de lluvia no pudiéramos salir por ahí.
Para conseguir que mi novio jugase (éste pasa de juegos de tablero), pensé en darle un aliciente a base de añadir al juego las siguientes normas:
  • En nuestra versión del Monopoly, al que no le quedase suficiente dinero para seguir jugando o para poder comprar una determinada propiedad, podía convertir su ropa por dinero, a base de empeñar ésta en el "Monte de Piedad"
  • Así mismo, preparé tres tablas: la primera establecía el órden de venta de nuestras diversas prendas de ropa (la primera pieza a cambiar por dinero siempre son los zapatos, y la última mis braguitas o sus calzoncillos).
  • La segunda tabla fijaba los importes a recibir del Monte de Piedad por parte de quien empeña una de esas citadas prendas (obviamente no se cotiza lo mismo el empeñar tus sandalias que tu tanga)
  • Y la tercera tabla fijaba los importes a devolver al "Monte de Piedad" para recuperar cada una de las prendas empeñadas. Es claro que este último importe es superior (digamos por ejemplo en un 30%) al que el Monte de Piedad ha abonado en el momento de efectuar el empeño (¡¡Hay que dejar que el jugador que va ganando la partida y conserva su ropa, disfrute de la visión de quien se va despojando de ella, así que nada de recuperar facilmente las prendas vendidas!!)
  • Esas ventas, obviamente, pueden hacerse hasta perderlo absolutamente todo, y quedar completamente desnud@.

No hace falta que os diga cual fue el resultado de aquellas partidas en nuestra habitación del hotel de La Habana, ¿verdad?

Lo realmente divertido para mí, fué ver a mi novio, cada vez más enfadado (perdía siempre él, salvo cuando yo me dejaba ganar, por aquello de mantenerlo con la esperanza), y ya casi completamente desnudo, vendiendo sus calzoncillos (y si le dejo, vendiéndome su cuerpo) para conseguir dinero, y tratar de ganar desesperadamente la partida y conseguir desnudarme a toda costa.

¡Qué simples que son estos chicos!

Pues bueno, esta tarde ... GRAN TIMBA DE MONOPOLY versión.MONTE DE PIEDAD

¡¡Ya os contaré amig@s lector@s en qué acaba la partida!!

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