martes, junio 06, 2006

...y las cigüeñas volvían a sus nidos


Aprovechando lo que, aquí en España, denominan "hacer puente", y que además este sábado pasado estábamos invitados a una boda, nos hemos ido (mi chico y yo) a Logroño (La Rioja), a pasar tres días de descanso (más o menos) y de turismo cultural-gastronómico.
(Los "pinchos" y los "vinos" de esas calles Laurel y San Juan, me van a costar semanas de gimnasio, si quiero volver entrar en un bikini de la misma talla que me puse el pasado verano).

¡¡Qué bonita esa ciudad (la foto adjunta corresponde al Pasaje que va desde la calle San Juan a la calle Portales -con una de las entradas a la catedral de La Redonda al fondo-), y qué bonitos también Haro, Santo Domingo de la Calzada, La Guardia, Torrecilla de Cameros, etc!!).

Pues bien, ayer domingo, al volver a Logroño de la excursión que hicimos por la Sierra de Cameros, y después de una buena y relajante ducha (¿Hay algo mejor, tras un día de carretera y caminatas, que una ducha bajo esos fantásticos grifos-ducha que tienen los hoteles de la cadena NH?), nos fuimos a dar un paseo por el parque que hay junto al río Ebro.

Siendo ya la hora de la puesta del sol (las nueve, más o menos), encontramos una terracita encantadora.
Decidimos hacer un alto en nuestro paseo, y tomar algo (un par de vinitos rosados -claretes, que les llaman allí-), antes de ir a cenar.

Estando en ello, y cuando el cielo tomaba un precioso color rojizo, comenzaron a pasar, volando sobre nuestras cabezas, cigüeñas que volvían a sus nidos.

Ese atardecer junto al río Ebro, ese color del cielo Riojano, esas cigüeñas volviendo al nido, y ese vinito rosado tomado junto a tu chico... ¡¡Los buenos momentos de la vida están en cosas simples como éstas!!

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